La Salud es un derecho, no una colecta

En un municipio donde la solidaridad del pueblo se multiplica en rifas, peñas, festivales y noches de gala, una pregunta resuena con más fuerza cada día: ¿Dónde está el radar del Estado?

Mientras avanza la obra del Hospital Zerboni —según declaraciones ya se ha superado el 70% del proyecto—, los recursos para algo tan básico como arreglar un baño parecen imposibles de conseguir. ¿Cómo puede ser que en un sistema de salud pública, que debería ser prioridad, el presupuesto no alcance ni para garantizar condiciones mínimas de dignidad?

Area Crítica del Hospital, obra financiada por vecinos organizados

 

No es la primera vez que vemos a enfermeras, médicos y vecinos organizando eventos para recaudar fondos. No es nuevo que empresas locales pongan el hombro, demostrando una empatía y solidaridad que deberían contagiar a quienes tienen la responsabilidad de gobernar.

Pero ¿hasta cuándo será sostenible esta situación?

El pueblo responde, porque el pueblo siente. Pero la salud no puede depender del esfuerzo voluntario y el buen corazón de la comunidad. La salud pública es una obligación del Estado. Y en este caso, el Estado sí está listo para cortar una cinta que no gestionó. ¿El presupuesto no alcanza ni para asegurar que el agua en un baño de una salita salga por cualquier lado y ponga en riesgo a pacientes y trabajadores?

Un baño roto también es símbolo de abandono. Y porque la dignidad del paciente y del personal sanitario no puede quedar en segundo plano.

José María Dicarlo, representante del barrio Alborada

Dr. Pablo Yupanqui

La Secretaría de Salud, ¿en qué anda? ¿Qué gestiones concretas ha hecho para mejorar la infraestructura sanitaria? ¿Dónde está el intendente y el secretario de Salud cuando se trata de conseguir los recursos para lo urgente?

La comunidad está haciendo su parte. Ya es hora de que el gobierno municipal haga la suya.

 

 

 

 

 

Por eso, hoy más que nunca, es necesario recordar que la solidaridad no puede ser excusa para la inacción estatal.

El bolsillo del pueblo no puede ser siempre el parche de lo que debería ser política pública.

Los techos del hospital son descartables. Llueve más adentro que afuera.

 

¿Se puede trabajar así? ¿Se puede atender a un paciente con dignidad en esas condiciones?

Curiosamente, los fondos —unos 23 millones de pesos— aparecieron después de que se publicaran los videos mostrando el estado deplorable del hospital. ¿Por qué hay que llegar al escándalo público para que se actúe? ¿Por qué no se gestiona antes, cuando el problema ya es evidente desde hace años?

La solidaridad del pueblo es admirable, pero el abandono del Estado es inaceptable. Porque la salud es un derecho, no una colecta.

 

DBosco Digital

Nota Anterior

Escándalo en Villa Lía: Alejandro Coria, ex gerente de la cooperativa de luz, en el ojo de la tormenta

Siguiente Nota

DOMINGO DE SANTOS