Las paritarias se cierran con gremios alineados y ATE en la mira: 2% de aumento

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(La frase de Amadeo a R. Sceppacuercia:“No sé por qué hablas tanto con ATE y no con los otros gremios, te sirve a vos para hacer producción en lo periodístico”. La descalificación no fue sólo hacia el sindicato, sino también hacia el rol del periodismo)
El jefe de Gabinete, Miguel Amadeo, defendió el último acuerdo paritario alcanzado por el Ejecutivo con el Sindicato de Trabajadores Municipales y UPCN. El aumento -un 2% remunerativo que acumula un 40% en lo que va del año- fue presentado como un logro de gestión: se resaltó que las bases sindicales habrían avalado la propuesta y que la municipalidad pudo sostener la actualización sin comprometer el pago de sueldos en tiempo y forma.
Sin embargo, el trasfondo deja ver otra escena: un oficialismo que celebra porcentajes mientras la inflación real sigue pulverizando los ingresos, y una fractura sindical donde ATE aparece aislado, convertido en el blanco de los cuestionamientos del propio Amadeo.
El funcionario insistió en que los números son “matemática pura”: 40% acumulado contra una inflación que, según el INDEC, ronda el 15% en los últimos meses. Desde esa lectura, el municipio no estaría perdiendo terreno. Pero la cuenta no cierra con la realidad cotidiana: básicos que no superan los $250 mil, categorías bajas rezagadas y jubilados que quedan afuera de buena parte de los incrementos porque aún persiste un alto componente no remunerativo.
Amadeo reconoció que el salario básico está retrasado, pero lo justificó en el “impacto fiscal” de cada decisión. También defendió la estrategia de mantener sumas no remunerativas como herramienta de maniobra presupuestaria, aunque ello implique que los jubilados municipales no perciban esas mejoras.
El punto más áspero llegó al hablar de las críticas de ATE sobre horas extras, bonificaciones y falta de transparencia. Allí Amadeo dejó ver su incomodidad con una frase que no pasó desapercibida: “No sé por qué hablas tanto con ATE y no con los otros gremios, te sirve a vos para hacer producción en lo periodístico”. La descalificación no fue sólo hacia el sindicato, sino también hacia el rol del periodismo como mediador de los reclamos.
Mientras tanto, el jefe de Gabinete subrayó que UPCN y el Sindicato Municipal ya aceptaron el acuerdo, como si ese consenso mayoritario alcanzara para silenciar disidencias. ATE queda así reducido a la categoría de actor incómodo, pero también funcional: le permite al oficialismo mostrar músculo político frente a un “otro” que cuestiona.
Más allá de tecnicismos sobre remunerativos y no remunerativos, el debate desnuda la política salarial del Ejecutivo de Ratto: administrar la escasez sin alterar el equilibrio fiscal, aun cuando eso implique resignar mejoras estructurales en los sueldos más bajos.
La municipalidad repite que “no tiene nada que ocultar”, que todo es “objetivo y transparente”. El discurso de responsabilidad fiscal se sostiene mientras el costo lo paguen quienes menos ganan y mientras la discusión gremial pueda reducirse a porcentajes fríos, alejados del impacto real en la vida cotidiana.
Las declaraciones de Amadeo revelan más que un acuerdo paritario: marcan el lugar que el gobierno de Ratto le asigna a los sindicatos y a la prensa. Negocia con quienes acuerdan, confronta con quienes critican, y cuestionan a quienes ponen micrófono a las voces disidentes.
El aumento, entonces, no es solo una cifra: es también un escenario político donde se juega la pulseada por el relato. El oficialismo se exhibe como garante de orden y previsibilidad. ATE, en soledad, insiste en mostrar las grietas del modelo. Y en el medio, los trabajadores siguen midiendo sus salarios contra góndolas que suben más rápido que cualquier paritaria.
Aclaración: Esta nota no fue escrita por R. Sceppacuercia