Cuando alguien actúa sin pedir permiso, deja en evidencia a los que eligen no hacer nada

Hoy, a las 18:30 hs en el Cine-Teatro Vieytes, el Dr. Luis Aníbal Giménez Podestá, médico psiquiatra, docente de la Facultad de Medicina de la UBA, referente en salud comunitaria, dará una charla gratuita titulada:
“Efectos de la inundación sobre nuestra salud mental”
Pasan los días y las horas y cada vez es más evidente que la salud mental no entra en la agenda oficial.
Se inundaron barrios, se rompieron rutinas, se dispararon miedos. Perdimos una joven mujer.
Y parece no alcanzar para que se accione, siempre son vecinos, profesores de universidades, médicos que se involucran desde sus conocimientos y empatía.
No es el municipio. No es la provincia. No es Salud Mental. Es un médico con conciencia social quien pone el cuerpo —otra vez— ante el abandono institucional. Luis Giménez vuelve a Areco. No con promesas, sino con herramientas para sostenernos.
Hoy, a las 18:30 hs en el Cine-Teatro Vieytes, el Dr. Luis Aníbal Giménez Podestá, médico psiquiatra, docente de la Facultad de Medicina de la UBA, referente en salud comunitaria, dará una charla gratuita titulada:
“Efectos de la inundación sobre nuestra salud mental”
Un encuentro didáctico para hablar de estrés postraumático, prevención y reparación.
Este no es su primer gesto hacia Areco. En 2023, propuso un programa integral de salud mental comunitaria para los barrios más vulnerables: una red vecinal de escucha, prevención de adicciones, abordaje de la violencia de género y contención emocional en contextos de crisis.
¿Fue escuchado?
No.
¿Se implementó desde el municipio o el gobierno provincial?
Tampoco.
¿Alguien del sistema formal recogió su propuesta?
Ni noticias.
Porque cuando hay que improvisar refugios, organizar dispositivos de contención o acompañar emocionalmente después de una catástrofe, nunca aparece el Estado. Siempre son los mismos: docentes, profesionales con compromiso, redes comunitarias y vecinos.
La salud mental en Areco necesita políticas reales, no discursos vacíos.
Y mientras eso no llega, menos mal que hay gente a la que sí le importa.