Lorenzo cumple hoy 18 años y fue dado de alta complicando su derivación a un centro capacitado en Salud Mental

Este mediodía se supo que Lorenzo fue dado de alta. El pedido de derivación no avanzó, y con su mayoría de edad comienza una nueva etapa en la vida de este joven.

Ramiro Ramallo, director regional de IOMA, le dijo a la madre del adolescente esta mañana:

” Como te lo dije el otro día, de acuerdo a lo que el profesional que lo está tratando dé en su diagnóstico, nosotros sobre eso vemos. Nosotros no te podemos decir ‘trae tal cosa para un centro de día’ o ‘trae tal cosa para una internación en una institución’. Eso lo decide el médico tratante, y nosotros, de acuerdo a lo que nos traen en la historia clínica y el diagnóstico, evaluamos el lugar que solicita el profesional. Eso es lo que hacemos.”

El alta médica, la mayoría de edad, la Ley de Salud Mental y la inoperancia tanto de IOMA como del Servicio local pusieron hoy  en riesgo la vida y la continuidad de un tratamiento adecuado del joven. Los motivos para ser derivado sobraban pero nadie se hizo cargo.  ¿Dónde quedó el derecho universal de acceso a la salud?. 

Repasemos lo publicado por esta productora días atrás que tuvo repercusión en medios nacionales pero no se pudo lograr que el sistema local y IOMA actúen en consecuencia. 

Silvina nunca imaginó que ayudar a su hijo sería una lucha constante contra la burocracia y la indiferencia del sistema de salud mental en San Antonio de Areco. Todo comenzó en 2017, cuando preocupada por su comportamiento inquieto e impulsivo, buscó respuestas en el FLENI. El diagnóstico fue claro: déficit de atención con escaso control de los impulsos. Le indicaron un abordaje interdisciplinario, pero nada avanzó como debería.

En 2022, viendo que su conducta empeoraba, Silvina buscó otra opinión médica. Se le realizó una evaluación de coeficiente intelectual, obteniendo un Certificado de Discapacidad y nuevos diagnósticos: trastorno fóbico de ansiedad, trastornos del humor y de conducta. Sin embargo, la ayuda efectiva nunca llegó. El 10 de febrero de 2024, Lorenzo tuvo que ser hospitalizado en el Hospital Emilio Zerboni. Desde entonces, su madre ha sido testigo de un sistema colapsado, sin recursos ni respuestas.

 

 

 

 

 

 

 

  Lorenzo y Silvina en 2024

 

Lorenzo pasó por una sucesión interminable de tratamientos farmacológicos: Risperidona, Valcote, Quetiapina, Levomepromazina, Haloperidol, Clonazepam. Las dosis aumentaban, pero los efectos adversos también. Su cuerpo se deterioró, su ansiedad se disparó, su peso aumentó 40 kilos en poco tiempo. La familia, impotente, veía cómo el sistema lo medicaba sin resultados.

En la actualidad, cualquier crisis se trata como un problema de seguridad, con la policía interviniendo junto a un equipo de salud mental. Ante la falta de contención en el Zerboni, Silvina logró por su cuenta una derivación a Pergamino. Allí estuvo 15 días internado, pero al regresar a Areco, la atención continuó siendo deficiente. “El garrón que me comí por lo que ustedes hicieron”, fue la reacción de un médico, más preocupado por la burocracia que por la vida de su paciente.

                                                                                    Lorenzo y Silvina 2025

Los padres deben estar las 24 horas en el hospital, de lo contrario son denunciados. Pero también deben trabajar, mantener su hogar y cuidar a sus otros hijos. Amigos ayudan a turnarse, pero la situación es insostenible.

El día en que Lorenzo sufrió una crisis dentro del hospital, el psicólogo de guardia pasiva, quien debía asistirlo, no se presentó. En su lugar, solo lo atendió por teléfono, argumentando que no podía acudir, dejando a Lorenzo sin el apoyo profesional que necesitaba en un momento crítico.

Por otro lado, su psicólogo tratante, Lic. Mariano Acuña, renunció a su cargo en salud mental sin informárselo directamente. Según él, recién se enteró de la internación de Lorenzo tres días después del ingreso del adolescente al hospital lo cual fue desmentido por el servicio desde donde se asegura que el profesional fue notificado de inmediato.  Es un teléfono descompuesto donde la  falta de comunicación deja a Lorenzo en una situación de vulnerabilidad y sin continuidad en su tratamiento. 

A pedido de la familia, Acuña realizó un cierre con Lorenzo, pero de manera incompleta y sin garantizar una adecuada transición a otro profesional, lo que agravó aún más la incertidumbre sobre su atención. Siempre fueron las enfermeras las que contuvieron esta y tantas situaciones de Lorenzo. Las únicas que siempre están. 

Además, ayer  la psicóloga que lo atendió  desconocía información fundamental sobre su evolución, como la posibilidad de que recibiera el alta en las próximas horas, algo que la psiquiatra ya había mencionado.

Estas irregularidades, sumadas a la falta de respuesta en el momento de su crisis y a la renuncia sin aviso de su psicólogo, fueron denunciadas en el hospital, poniendo en evidencia graves fallos en el protocolo de salud mental y en la comunicación entre los profesionales del área.

El día en que Lorenzo tuvo una crisis dentro del hospital, el psicólogo de guardia pasiva no asistió y solo lo atendió por teléfono, incumpliendo su responsabilidad. Esta falta de atención fue denunciada en el hospital, evidenciando una grave falla en el protocolo de emergencia.

Silvina buscó hablar con los directores del hospital, pero solo recibió respuestas frías. “Tengo la agenda ocupada”, le dijeron. “Tomate un cafecito mientras esperás”. El secretario de Salud, Fernando Spina, ni siquiera la atendió-días atrás- porque era su cumpleaños. Mientras tanto, Lorenzo sigue con taquicardia, hipertensión, apneas nocturnas y problemas de visión. Su salud se deteriora y nadie toma cartas en el asunto.

                                              Lo derechos que supuestamente tiene Lorenzo en la internación. Nada se cumple

La familia pide a IOMA algo tan básico como una internación temporal en otro lugar para ser evaluado por un equipo interdisciplinario. Las puertas se cierran todo el tiempo vulnerando derechos fundamentales.

El golpe final llegó cuando le informaron a Lorenzo que el martes, su cumpleaños, recibiría el alta. Nadie pensó en su ansiedad ni en que no comprendía la magnitud de esa decisión. Para el sistema, los padres deben estar las 24 horas cuando se trata de cuidarlo, pero cuando llega el momento de soltarlo, lo hacen sin el más mínimo cuidado.

En San Antonio de Areco, Salud Mental es un sector aislado del hospital, sin coordinación con otras áreas. Los profesionales renuncian constantemente, los diagnósticos son contradictorios y la responsabilidad se diluye entre excusas. Nadie quiere hacerse cargo.

Los únicos que realmente sostienen a Lorenzo son los enfermeros. Son ellos quienes contienen sus crisis, quienes toman su presión, quienes corren a hacerle un electrocardiograma cuando su frecuencia cardíaca se dispara. Son ellos quienes suplen la ausencia de los profesionales que deben estar.

Y lo más irónico: para conseguir una derivación, Lorenzo debe seguir internado. Si le daban el alta, la oportunidad de trasladarlo a otro centro se esfuma.

Lorenzo está a punto de cumplir 18 años y la Ley de Salud Mental establece que no pueden obligarlo a una internación. Pero, con su historial clínico, con todos los intentos fallidos de tratamiento. ¿Cómo no se puede garantizar un seguimiento especializado? ¿Cómo es posible que, después de tantos diagnósticos, aún no logren ayudarlo?

El hospital y la obra social se pasaban la responsabilidad como si Lorenzo fuera un expediente sin dueño.

¿Por qué nadie se hace cargo? ¿Por qué los profesionales que ya no tienen empatía con la familia no se apartaban y dejan a otros actuar? ¿Por qué no se invierte en salud mental, en profesionales capacitados, en un hospital de día para pacientes que necesitan ese tipo de estructura y acompañamiento? En lugar de prevención, lo único que ofrece el sistema es medicación para que el paciente no moleste.

El martes cuando Lorenzo alcance los 18 años su situación cambiará por completo. Silvina no sabe qué va a pasar, pero una cosa tiene clara: no va a bajar los brazos. Seguirá luchando, porque si el sistema no se hace cargo, entonces lo hará ella.

Informe realizado por el Equipo de Gráfica de esta Productora y tiene reservada toda la documentación que describe el camino dentro de Salud Mental de Lorenzo y su medicalización además de contar con el permiso de su madre para hacer públicas  las imágenes. 

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