El nuevo San Antonio de Areco: rural, moderno y no tan gaucho

San Antonio de Areco es popularmente conocido como la cuna de la tradición. La ascendencia gauchesca de su espíritu se palpa en su arquitectura, sus boliches y, sobre todo, en sus costumbres, algo que supo retratar con maestría el escritor Ricardo Güiraldes, en su inmortal Don Segundo Sombra. Pero desde hace un tiempo, Areco también convive con otras expresiones de emprendedores gastronómicos, culturales, educativos y turísticos que innovan y, a su vez, dialogan con las tradiciones y la indeleble impronta arequera. En el Municipio de San Antonio de Areco están registrando lo que la mayoría de sus 26 mil habitantes (según el censo 2022) perciben a diario: cada vez más personas eligen este pueblo para planificar sus vidas, lejos del ritmo loco de la ciudad. La cercanía con Buenos Aires (110 km), la autopista, la tranquilidad pueblerina, pero también la ampliación de una oferta de actividades –que no se acotan a lo gauchesco– terminaron de configurar a Areco como un atractivo lugar para vivir.

“Estamos siendo muy elegidos y bienvenido sea ese interés”, confirma Francisco Ratto, intendente de esta localidad. “La pandemia y el teletrabajo aceleraron un proceso que ya estaba encaminado: se anticipó el regreso de jóvenes al pueblo y empezó a haber demanda de gente nueva, que busca una vida más amigable”, evalúa. Ratto pondera “ciertos consensos” alcanzados en Areco que facilitan esta armonía. “Acá se decidió, por el Código de Ordenamiento Territorial, que no haya barrios cerrados para no fragmentar el tejido social y poder planificar el crecimiento de manera ordenada”, agrega.

Como referencia, desde el Municipio aportan un dato impactante. En los últimos tres años los metros cuadrados de expedientes de obra nueva se multiplicaron un 221% (pasaron de 18.267 m2 a 58.814 m2). Además, en el mismo período, se autorizó la creación de 110 nuevas parcelas de una hectárea de superficie. Esto, según evalúan las autoridades, marca la “demanda actual del mercado de chacras, vinculadas al sector rural, pero con condiciones de infraestructura que mejoran la accesibilidad”.

En San Antonio de Areco hay 138 pequeños emprendimientos registrados, 54 pertenecientes a las Pequeñas Unidades de Producción Alimentaria (PUPA), un permiso para regularizar y permitir la comercialización de nuevos productos, y 84 artesanos. “Cada vez tenemos más pedidos de registros”, dice Celina Pérez Adamo, secretaria de Producción del municipio, quien a su vez destaca un dato asombroso: el 67% son mujeres.

Ortiga Mansa es uno de esos proyectos florecientes de Areco. Nació en plena pandemia, cuando Jazmín Máximo, restauradora, y Candelaria Schamun, ex periodista de medios nacionales, decidieron quebrar la inercia del Covid-19 con un proyecto de cocina a base de plantas: medallones veganos congelados con el 80% de los insumos de origen orgánico, legumbres y verduras frescas.

Otro de los emprendedores que muestran la otra cara de un Areco innovador es Francisco Bergadá, un joven arequero especialista en marketing que trabaja para Farmacity y que (¡oh, casualidad!) durante la pandemia descubrió su pasión por la elaboración de gin. Así lo explica: “Siempre me llamó la atención la cerveza, pero en Areco ya hay muchos fabricantes (alrededor de 10), entonces me puse a leer y di con el gin… ¡y me encantó!”. Hizo cursos, compró los elementos necesarios y se internó a estudiar el proceso. Empezó destilando tres litros en la cocina de su casa para amigos y familiares. La devolución fue un impulso: “Che, esto está buenísimo”. Entonces pasó a destilar 30 litros y sacó la habilitación PUPA para que poder comercializar su producto, Partha Gin.

“Fundar una escuela hoy por hoy es contracultural, pero también muy necesario”, dice Daniel Etchepare, Licenciado en Filosofía y Especialista en Educación y co-creador (junto al arquitecto Joaquín Mateu) del colegio Pampedia, una nueva propuesta pedagógica alternativa que, de alguna manera, rompe con los esquemas y muestra el alcance de la transformación que atraviesa Areco. “Durante el 2022 tuvimos muchísima afluencia de personas que se vinieron a vivir acá y constantemente recibimos más y más consultas”, asegura Daniel, Ambos imaginaron este nuevo espacio disruptivo en 2021 porque percibían una creciente demanda de una parte de la población que considera que las formas clásicas de enseñanza están “caducas”. Cuando encontraron el edificio adecuado, se lanzaron. “Hay algo de Montessori, pero las fuentes pedagógicas son varias”, aclara Daniel, quien hace 15 años vive en Areco.

En el plano artístico, cultural y educativo también están pasando cosas interesantes. En Duggan, un pequeño pueblo rural que pertenece a San Antonio de Areco, Maximiliano Amena (fotógrafo) y José Tambutti (pianista) imaginaron y plasmaron el proyecto Ojos Negros, una casa conceptual, construida con metal, madera y vidrio. “Tiene como fin combinar la propuesta de residencia artística, espacio de retiro y centro para las artes; su diseño está inspirado en el patrón Fibonacci, atendiendo a cuestiones acústicas y lumínicas específicas”, explican.

FUENTE: lanacion.com /Lugares/ fragmento de la nota firmada por Franco Spinetta

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