Cecilia Cerruti: la pintura como aprendizaje infinito
En la sala de la Biblioteca Popular Belgrano, los cuadros de Cecilia Cerruti parecen respirar junto a los libros. No es casual que haya sido distinguida por la comisión directiva en el 119.º aniversario de la institución: su arte, trabajado a pulmón y con una pasión que atraviesa décadas, engalanó las paredes con una calidez que solo puede venir de la experiencia y la entrega.

“Realmente es una pasión que llevo y tengo desde hace años, desde que era chica”, dice Cecilia. En su voz se mezcla la memoria y el presente, como si cada pincelada también tuviera algo de biografía. Su historia artística nació del deseo insistente de aprender. En Mercedes, su ciudad natal, los caminos hacia Bellas Artes parecían cerrados, pero eso no la detuvo: estudió en academias particulares, rindió exámenes, se capacitó, siguió formándose en Buenos Aires. “No me quedo con lo que sé. Sigo y sigo y sigo investigando”, asegura.

“Una cosa es enseñar y otra es pintar”, dice, con esa claridad de quien distingue entre la transmisión y la creación. Y en ese tránsito, se animó a experimentar con materiales nuevos, como el enduido, con el que obtuvo el 3.º premio en los Torneos Bonaerenses Regionales de Adultos Mayores 2025, en la categoría Pintura. La obra, realizada sin dibujo previo, surgió casi por accidente, o por intuición:
“Estaba viendo las posibilidades del enduido… no sabía lo que iba a salir, y de repente me doy cuenta: llegaron y parecían árboles. Entonces empecé a trabajar con la espátula un poquito más. Salió solo el cuadro”.

Esa espontaneidad es lo que define al verdadero artista: dejar que la obra aparezca desde adentro, sin cálculo, sin miedo. En sus palabras, hay algo de juego, de descubrimiento. En su obra, una serenidad que conmueve.
La muestra seguirá todo este mes en la biblioteca, como cierre del año. Cecilia planea sumar pronto algunos cuadros navideños, para acompañar otra etapa del calendario. “No es solamente pintar -dice- es todo lo que significa armar una exposición sola, elegir, colgar, compartir”. Su entusiasmo se contagia: en cada pintura, en cada conversación, se advierte que su arte no busca exhibirse, sino encontrarse. Como si cada cuadro, cada reconocimiento y cada premio fueran apenas una excusa para seguir aprendiendo.
