El cielo vuelve a abrirse: renace la Escuela de Vuelo del Aeroclub

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Después de tanto andar, de trámites, sueños y espera… llegó el día.
Areco vuelve a tener escuela de vuelo. Y no es cualquier escuela: es la primera de su tipo en nuestro Aeroclub, un proyecto que alguna vez alzó vuelo y luego tuvo que aterrizar forzosamente cuando se cerró la pista y cesó la actividad. Pero hoy, con el papel en mano y el corazón en alto, vuelve a despegar.
Costó. Claro que costó.
Hubo que empezar de cero: recuperar la matrícula del avión, hacer todos los papeles de nuevo, presentar documentación, atravesar cambios de autoridades nacionales que demoraron todo, meses de idas y vueltas. Pero el jueves llegó la resolución oficial. El cartel de “vuelve la escuela” ya no es una promesa: es una realidad.
Y lo más lindo es que ya hay casi 15 personas esperando para empezar a volar. No es metáfora: están listos para subirse, para aprender, para mirar el pueblo desde arriba y sentirse parte del cielo arequero.
El avión escuela, como dicen quienes saben, es el caballito de batalla de todas las escuelas de vuelo. Robusto, noble, confiable. La aeronave que da inicio a esta nueva etapa es un Cessna 150, el clásico avión escuela que formó generaciones de pilotos en todo el mundo. De tren triciclo, ala alta y diseño robusto, es ideal para quienes dan sus primeros pasos en el aire. Está impecable, mantenido con dedicación, viajando a Morón para controles técnicos y detalles finos, porque acá la seguridad no se negocia: es la base de todo.
Los pasos para volar son simples, pero ordenados: primero asociarse al Aeroclub, luego registrarse en el casillero aeronáutico digital, hacerse el psicofísico, y después sí, subirse para probar. Porque no es lo mismo soñar con volar que sentirlo en el cuerpo. El vuelo de bautismo es una forma de empezar a probar alas.
La duración del curso es flexible. El mínimo son 40 horas de vuelo, y puede hacerse en un mínimo de tres meses o extenderse hasta dos años. Todo depende del ritmo de cada persona, de su tiempo, de su deseo. Se vuela media hora, 40 minutos y se va avanzando. Paso a paso. Vuelo a vuelo.
Sobre el costo, aún se está ajustando ya que esta semana llega el camión con el combustible y eso moverá un poquito los números pero desde la comisión aseguran que será accesible. No es un lujo inalcanzable, es una posibilidad concreta para quienes sueñan con despegar.
El Aeroclub abre sus puertas todos los sábados y domingos desde las 14 hs y también en la semana. Allí están, esperando, los pilotos, los mecánicos, los de siempre, los nuevos. Todos con las alas abiertas para recibir a quien quiera volar.
Después de tantos años, Areco vuelve a mirar al cielo con la alegría de saber que sus jóvenes -y no tan jóvenes- podrán formarse como pilotos sin irse lejos, desde su propio pueblo, desde su propio viento.
Porque no hay nada más lindo que volver a despegar… desde casa.