El arte de ayudar: la feria de ropa que colabora con el trabajo de CONIN
Durante todo el año, el equipo de CONIN San Antonio de Areco trabaja silenciosamente en el corazón del barrio municipal, acompañando a madres, niñas y niños en situación de vulnerabilidad. Pero hay momentos en los que esa tarea se vuelve visible, tangible, compartida. Uno de ellos es la feria de ropa del Roperito, una propuesta solidaria que combina esfuerzo, organización y comunidad.
El evento, coordinado por Marisa Speroni junto al equipo del centro, reunió prendas cuidadosamente seleccionadas, muchas de ellas nuevas o de marca, que fueron donadas por vecinas y vecinos. Durante semanas, las voluntarias clasificaron y prepararon cada prenda con el objetivo de ofrecer precios accesibles y, al mismo tiempo, recaudar fondos para sostener las actividades del año.
La feria no solo representa una oportunidad de compra para las familias, sino también una red de afectos y colaboración: cada gesto, cada abrigo entregado, es parte de un círculo solidario que vuelve a empezar.
El Centro CONIN funciona en Areco desde hace varios años y se dedica a la prevención de la desnutrición infantil, siguiendo la línea del médico Abel Albino.
Cada semana, las madres asisten al centro y participan de espacios coordinados por un equipo interdisciplinario que incluye nutricionistas, pediatras, asistentes sociales, terapistas ocupacionales, fonoaudiólogas y docentes de estimulación temprana.
El objetivo va mucho más allá de brindar alimentos: se busca fortalecer los vínculos, acompañar el crecimiento integral de los niños y promover hábitos saludables en cada familia.
Allí se enseña a mirar, a jugar, a cantar con los hijos, a generar rutinas de afecto y confianza. Los talleres se convierten en un espacio de aprendizaje y contención, donde muchas madres no solo encuentran herramientas, sino también pertenencia. Algunas, cuando sus hijos egresan del programa, eligen seguir participando como voluntarias, devolviendo al lugar lo que alguna vez recibieron.
En CONIN se respira un clima familiar, hecho de constancia, respeto y empatía. El trabajo diario del equipo se apoya en la colaboración de la comunidad, que con donaciones, tiempo o presencia, contribuye a sostener un proyecto que mejora vidas.
Cada prenda donada, cada compra en la feria y cada encuentro en el centro forman parte de una misma trama: la de una sociedad que se cuida y se acompaña.

